Vaticano.- La embarcación metálica, que zarpó el lunes por la tarde desde Sfax (Túnez), llegó a la costa de la isla de Lampedusa alrededor de medianoche. Transportaba a 47 personas, todas procedentes de Mali, Guinea y Costa de Marfil. El barco, rescatado a 45 kilómetros de la costa de la isla por las patrulleras de la Guardia di Finanza, se partió durante las operaciones de transbordo, provocando la caída al mar de los pasajeros, que fueron rápidamente rescatados. Sin embargo, no se pudo hacer nada por una mujer marfileña de 26 años, que fue recuperada sin vida. Los inmigrantes aún no han reportado ningún desaparecido. Ayer el alcalde de la isla definió Lampedusa como «la balsa de Europa», esperando intervenciones más decisivas y concretas de Bruselas.
Una noche de desembarcos
Antes de este último naufragio, ocurrido también ayer por la tarde, se produjeron otros siete desembarcos en el giro de una hora que llevaron a 338 personas a Lampedusa. Las patrulleras de la Guardia Costera rescataron los barcos destartalados, cada uno con entre 40 y 64 inmigrantes a bordo. Los pasajeros, que partieron todos de Sfax, Túnez, dijeron que eran originarios de Sudán, Somalia, Eritrea, Etiopía, Guinea, Chad, Burkina Faso, Liberia y Níger. Antes del amanecer, sin embargo, otros dos barcos desembarcaron en la isla con 88 personas a bordo, también procedentes de la costa de Túnez. Los socorristas informan que los inmigrantes proceden en su mayoría de Costa de Marfil, Camerún, Burkina Faso, Malí, Sierra Leona y Gambia. En aproximadamente veinticuatro horas se produjeron un total de 9 desembarcos, para un total de 483 personas. Y en Lampedusa el hotspot de Contrada Imbriacola vuelve a estar abarrotado, con actualmente hay 1.300 personas alojadas, entre ellos 103 menores no acompañados, con una capacidad de poco más de 400 unidades. Durante la mañana de hoy está previsto que los primeros 280 sean trasladados a la tensoestructura de Porto Empedocle.
Por: Silvia Giovanrosa – Ciudad del Vaticano